Derribando la historia de la cárcel vieja

Nunca olvidaré mi visita a Auschwitz. Zapatos de niños amontonados, cabellos de mujeres y, sobre todo, el búnker de la muerte: un lugar donde se abandonaba a los presos para que murieran de inanición y locura. Todo esto sucedió a 2.805 kilómetros de mi residencia en Murcia. Sucedió esto a otras gentes en un tiempo y en un lugar muy diferente a este ¿Tan diferente? ¿De veras lo crees así?

Desde el año 1929 al año 1980 la Prisión provincial de Murcia se mantuvo activa, siendo un lugar donde cumplieron pena muchos opositores al Régimen Nazional Católico. Régimen del que siguen haciendo apología impunemente para nuestra vergüenza muchos de nuestros paisanos. Allí se torturó a anarquistas y socialistas, incluso a personas ajenas a todo pero del Bando Republicano. No es ningún secreto para cualquier murciano con familiares de dicho bando lo que sucedió intramuros. Ni tampoco es ajeno para cualquier persona interesada en conocer nuestra historia reciente. Aún así a quienes quisieran saber más invito a la lectura de las Actas de sesiones de la Junta de Disciplina. El ciudadano no tiene que hacer otra cosa que acercarse al Archivo Regional y solicitar estos documentos con el Código de Referencia PRISIONES, 5175.

Pues bien, hace unos días, llega a mis oídos que en el espacio de esta antigua Prisión Provincial comienzan a construir un inmueble destinado a una cafetería, una sala de exposiciones y un lugar de ocio. El proyecto podéis verlo en https://www.estrategiamurcia.es/proyectos-estrategicos/carcel-vieja/

No lo entiendo. No lo entiendo. No lo puedo entender. Un lugar que ha servido de escarnio y tortura para muchos de nuestros vecinos acabará convirtiéndose en una cafetería. ¡Una cafetería! Un sitio de muerte y tortura se convertirá en un lugar de ocio. Eufemismo para decir que será sepultura de nuestra historia reciente, ignorancia del sufrimiento e indiferencia ante los que falsean nuestra historia ¿No diremos nada ante estos atropellos? Quieren dinamitar un lugar que debería de ser lección para generaciones venideras. Una lección que haría que jamás se alzara hermano contra hermano. Pero los herederos ideológicos de los golpistas del 36 borrarán las huellas de aquellos crímenes si no hacemos nada.

Tornando mis recuerdos a mi experiencia en Auschwitz, allí había toda clase de elementos didácticos para que el visitante viera con exactitud lo que allí sucedió. Hasta pude tener un guía en español ¡Un guía en español en un lugar tan distante como Polonia! ¿No sería un acierto que nosotros hiciésemos lo mismo? ¿No sería deseable conocer, además de los martirios a católicos, el sufrimiento que se infligió a los anarquistas en este brutal régimen dictatorial? ¿No tienen derecho los huesos de tantos inocentes a ser resarcidos por la memoria? ¿No tenemos derecho nosotros y las generaciones futuras a conocer nuestra historia?

Todo sufrimiento merece ser conocido, máxime cuando se trata de evitar todo lo que esta incivil Guerra entre hermanos y su posterior represión trajo consigo. Una represión que, no olvidemos, se mantuvo a lo largo de todo el Régimen y hasta bien entrada la Democracia.

Nuestro gran fracaso sería que consiguieran borrar lo que allí sucedió; que la sangre de nuestros difuntos gritase bajo el hormigón de la ignorancia y que acallaran su voz para siempre

Pero no es mi intención al escribir estas letras lamentarme, ni comparar un lugar con otro, ni levantar odios, ni conmover, más bien mover ¡Mover! Sí, eso es lo que me gustaría que sucediera, que nos moviéramos. Somos muchísimos los que no queremos que borren esta página de nuestra historia. Aquellos que tratan de tapar las vergüenzas de sus antecesores ideológicos van a ver que muchos queremos saber lo que sucedió ¡Nos importa nuestra historia! Llevan desde el 39 contándonos su particular versión de esos años. Ahora nos toca a nosotros escuchar a las piedras y escuchar de su propia voz lo que sucedió. A la Cárcel Vieja ya va siendo hora de que le permitan hablar. Todavía se escuchan los llantos de sus prisioneros entre sus archivos, actas y documentos. ¿Apartaremos nuestro oído de ellos? No van a conseguir echarla abajo ni a ella ni a nosotros.

Imaginemos que este proyecto se lleva adelante. Imagínate que las palas terminan de tirar parte del edificio y que el resto se termina de restaurar en esta primera fase. Imagínate, por un instante, ir al lugar donde fue torturado tu abuelo o tu padre y encontrarlo repleto de gente comiendo, bebiendo o riendo. Imagínate algo mucho peor: que nadie supiera lo que allí pasó, que, en aras de una falsa concordia se olvidase lo que allí pasó. El drama no sería lo que allí se hiciese. Nuestro gran fracaso sería que consiguieran borrar lo que allí sucedió; que la sangre de nuestros difuntos gritase bajo el hormigón de la ignorancia y que acallaran su voz para siempre.

Diógenes Robles. Militante de CGT

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