AutorAnselmo Lorenzo

Editorial: Biblioteca La Colmena

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Género: Propiedad – Pensamiento Libertario

Año: 1910 (1ª edición)

Páginas: 51 (9 x 12’5 cm.)

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EN 100 PALABRAS: conferencia sociológica leida el 27 de marzo de 1910 en el local de la Sociedad de Panaderos La Espiga” de Barcelona:

leí en un diario que D. Gumersindo Azcárate vendría a Barcelona a dar una serie de conferencias sobre asuntos municipales. Recordé con tal motivo la impresión que me produjo la frase el poseedor romano es inmortal, que leí atribuida a dicho señor, como pronunciada en el Congreso (en una discusión promovida acerca de la huelga general ocurrida en Barcelona en marzo de 1902). Parecíame que con aquella frase quería decir su autor que la actual manera de ser de la propiedad era imperecedera, y en tal sentido escribí algo que fue muy comentado en la prensa obrera y en reuniones de trabajadores. A propósito del anuncio de sus conferencias, escribí al Sr. Azcárate, rogándole que en ellas explicara el verdadero significadode aquella frase; y con atenta y amable carta me contestó … que la tal frase no era suya sino del gran Herculano, manifestando que, por el contrario, él pensaba que el Derecho romano no había dicho la última palabra sobre la propiedad … y, satisfecho por la indicada manifestación, que dejaba la debida vía libre al progreso…

… ¿No habéis observado cómo el derecho público, en todas sus ramas, el político, el penal, el procesal, el administrativo, son derechos nuevos, obra de nuestro tiempo, de nuestro siglo, mientras que el derecho privado, en casi todas sus ramas, es un derecho histórico, tradicional, romano, germano, canónico, según los países?…

… Por eso, imitando la célebre frase de Gambetta, podemos decir todos los trabajadores del mundo ¡el enemigo es el propietarismo!

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Anselmo LorenzoANSELMO LORENZO ASPERILLA (1841–1914), «el abuelo del anarquismo español», teórico anarquista muy activo desde su reunión con Giuseppe Fanelli en Madrid (1968). En 1871 defendió en la sección española de la 1ª. Internacional  una postura no marxista junto a Tomás González Morago. Entre 1886 y 1888 formó parte de la dirección del periódico Acracia. Se exilió a París tras ser acusado de inducir el proceso de Montjuïc (1896-1897). A su vuelta colaboró en la Escuela Moderna junto a Francisco Ferrer Guardia (de la que también fue director). En 1910 participó en el congreso de Barcelona y fue uno de los fundadores del sindicato anarquista CNT.

 

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