Hablamos con Javier Aguilar, Portavoz y Vicepresidente del Orihuela Deportiva, un club inscrito dentro de la corriente del fútbol popular, que reivindica que las competiciones se rijan por parámetros deportivos y que los clubes sean controlados por los aficionados y aficionadas.
Cuéntanos cómo se formó el Orihuela Deportiva. ¿Cómo aparece un segundo equipo en un pueblo que no llega a 80.000 habitantes?
Bueno, en nuestro caso no nos gusta limitar el alcance y radio de acción a la ciudad de Orihuela, que es nuestra casa, sino a toda la comarca de la Vega Baja. Por lo tanto, lo de la población es algo relativo. El motivo principal por el que surge el Orihuela Deportiva es por la inquietud de un numeroso grupo de aficionados al fútbol en nuestra tierra que no eran capaces de satisfacer sus necesidades. El fútbol, a diferencia de otras industrias, no se rige por las leyes tradicionales del mercado. Aquí el aficionado es el elemento clave y en Orihuela no era más que un cliente. Quisimos romper con eso.
¿Qué os llevó a formar un club de futbol con unos principios organizativos y éticos radicalmente diferentes al Orihuela C.F. y en general al entramado clientelar que domina el futbol español?
El Orihuela C.F. es un club relativamente joven, con menos de 30 años, y en ese tiempo ya se ha visto envuelto en todo tipo de escándalos. Subvenciones millonarias, concursos de acreedores, chantajes políticos, presidentes a la fuga y varios casos de impago. Estas son solo algunos de los hitos, por lo que teníamos claro a qué organización no queríamos pertenecer y cómo queríamos estructurar nuestro club. Tenemos un espejo roto al que mirarnos que nos recuerda todo el tiempo qué es lo que debemos evitar.
¿Cuáles son vuestros objetivos? Porque más allá de los deportivo estáis trabajando mucho en el plano social.
Todos los objetivos del club se plantean a largo plazo, aunque a nivel deportivo el largoplacismo es poco menos que una quimera. La vida futbolística se mide de domingo en domingo y ningún modelo de gestión puede cambiar eso. En cuanto a la estructura de club, queremos tener el mayor impacto posible en nuestra comunidad y convertirnos en el primer club de la comarca de la Vega Baja en cuanto a masa social.
Para ello, sabemos que la estabilidad financiera y el trabajo social en nuestro entorno es fundamental para perdurar y conseguir la aceptación de una sociedad tan convencional como la de Orihuela. Los principios de democracia interna y deuda cero guían todas nuestras decisiones y, por el momento, cimentan cada buen resultado deportivo o estructural.
Utilizáis la segunda equipación para dar visibilidad a cuestiones sociales. El año pasado homenajeásteis a los republicanos españoles que liberaron París del fascismo, utilizando la portada del comic Los surcos del azar, de Paco Roca. ¿Qué pensáis hacer este año?
Este año hemos utilizado esa segunda equipación para exhibir la preciosa topografía del Río Segura y su entorno en su paso por Orihuela y la comarca de la Vega Baja. Es un diseño arriesgado, pero con el que queremos denunciar la dejadez de las administraciones competentes en su cuidado y que afloró tras el temporal que sufrimos en el pasado septiembre de 2019. Además, tenemos el privilegio de colaborar con Ecologistas en Acción y Segura Transparente, dos organizaciones ecologistas con un bagaje impecable.
Poco a poco están surgiendo por toda España clubes de fútbol que reivindican otra forma de hacer deporte. El Club de Accionariado Popular Ciudad de Murcia tiene ya 10 años y varios afiliados del sindicato tiene una peña de animación. ¿Cómo véis el panorama del fútbol popular en España? ¿qué proyecto hay de cara al futuro?
Este movimiento va creciendo en España y en varios países de Europa. La globalización futbolística separa cada vez más a los clubes de sus aficionados. Los equipos más importantes ya no dependen del hincha para su supervivencia, ya que los ingresos televisivos y de merchandising compensan de sobra. Esta grieta es más grande cada vez, e incluso se habla de una Superliga en la élite del fútbol europeo. Esto va a desembocar en más aficiones organizadas y, en consecuencia, más clubes de accionariado popular. Seguro. Aquí estaremos para echar una mano a todos ellos si lo necesitan.